Según las estadísticas del Ministerio de Trabajo, durante mayo, el último mes medido, no hubo pérdida de puestos de trabajo ni cayó el salario real. Pero habrá consecuencias seguras para la economía real de la reciente crisis cambiaria. Nadie duda de eso. Sin embargo, una reciente medición de Poliarquía indica que en junio la imagen positiva del gobierno de Macri subió 6 puntos (pasó del 36 al 42 por ciento). La desaprobación cayó 8 puntos (del 63 al 55 por ciento). Las estadísticas del Ministerio de Trabajo y la medición de Poliarquía tienen seguramente cierto correlato. La simpatía por Cristina Kirchner cayó 3 puntos: pasó del 32 al 29 por ciento. La imagen positiva del Gobierno subió, sobre todo, en la Capital y en las ciudades del interior. En el conurbano bonaerense, esa imagen del oficialismo aumentó a un ritmo mucho más lento, casi imperceptible. Esa encuesta le muestra a Macri, al mismo tiempo, dos problemas. Uno: hay un notable desencanto de la sociedad con la política en general. Un tercio de la población no rescata a ningún dirigente político nacional, provincial o municipal. El otro: siguen muy bajas las expectativas de la sociedad con respecto al futuro. Y eso, las esperanzas de que Macri conduciría el país hacia un destino mejor, fue siempre el gran capital del Presidente. Un capital que Macri no ha recuperado después de la tempestad. Esas mediciones últimas explican que ni la economía ni los sindicatos consideren perdidas por Macri las elecciones del año próximo.
Copiado de Macri después de la tormenta.
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