Cuando era estudiante de economía, a principios de los ochenta, escuchaba a dirigentes peronistas perorar que como el consumo era el 70% del PBI, para que la economía creciera había que aumentar el consumo. Como si no hubiera pasado el tiempo, hoy escucho la misma argumentación. Hace unos días un líder de la oposición destacó la importancia de generar una dinámica en la cual "el consumo y la inversión sean los impulsores del crecimiento". Días más tarde, un popular conductor de TV con ambiciones políticas explicó, como si supiera, que "la economía tiene que tener tres patas: consumo, exportaciones e inversiones genuinas". Y agregó: "Si empezás por el consumo de la gente, dándoles para que consuman más, es posible que después vengan más inversiones".
Derivar de una identidad macroeconómica conclusiones sobre las causas del crecimiento denota un profundo desconocimiento de economía. Que una parte del ingreso se gasta y la otra parte se ahorra es una tautología. Basta trasladar el razonamiento a nivel individual. Si nuestro consumo representa el 100% de nuestro ingreso, sería ridículo deducir que para aumentar este lo que tenemos que hacer es aumentar aquel. El resultado no sería un aumento de nuestro ingreso, sino un endeudamiento creciente. Lo mismo equivale para una sociedad. Caso contrario, y usando la misma argumentación, para aumentar el PBI solo bastaría con aumentar el gasto público, lo cual es un disparate, como demuestra el caso argentino. No se puede aumentar el consumo sin aumentar el ingreso (o el endeudamiento). Y a nivel agregado no se puede aumentar el ingreso sin más trabajo, más inversión (más ahorro) y/o mayor productividad.
Copiado de Alberdi ya nos alertaba sobre el populismo.
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