Hace setenta años que no crecemos porque nos olvidamos de las enseñanzas de Alberdi. Lo mejor que pueden hacer nuestros políticos si verdaderamente quieren revertir nuestra decadencia es promover la cultura del trabajo y el ahorro. La afición por consumir más de lo que producimos que alienta el populismo es lo que nos lleva a endeudarnos, lo cual a su vez nos lleva inexorablemente a sucesivas crisis. La proverbial incapacidad argentina de transformar experiencia en enseñanza que destaca Santiago Kovadloff se debe a que nos aferramos a una creencia errónea: que somos ricos, pero estamos pobres porque nos explotan los de afuera. Gracias a ella pasamos de ocupar, en promedio, el sexto lugar en el ranking mundial de PBI per cápita entre 1875 y 1930 al puesto 54, en promedio, en lo que va del siglo XXI. No hay otro país que haya experimentado una decadencia semejante. Venezuela nos sigue de cerca y por las mismas razones.
Copiado de Alberdi ya nos alertaba sobre el populismo.
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