En la Argentina estamos siempre en el mismo lugar. Como en la película El Día de la Marmota, con el impagable Bill Murray, te levantás de la cama y salís al día solo para darte de bruces con una realidad que debiste haber dejado atrás hace días, meses, años, y que sin embargo sigue allí, inamovible. Estamos atrapados en las redes de un pasado que no se resuelve y desafía el paso del tiempo. Cautivos en la pesadilla de nuestras contradicciones, no podemos despertar. Cada día es igual al anterior y prefigura el siguiente, con el consabido desfile de viejos personajes y el repertorio gastado de argumentos que jamás llegan a un desenlace, porque en el país de la marmota la única condena firme es la eterna repetición de lo mismo.
Copiado de Un país que vive en el día de la marmota.
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