domingo, junio 24, 2018

Cerebro de Magic + enfoque vital de Ginóbili

Se cumplieron los pronósticos en el draft de la NBA. DeAndre Ayton, pívot bahameño de la Universidad de Arizona, fue elegido en la primera posición por Phoenix Suns; Marvin Bagley III, ala-pívot de Duke, puso rumbo a Sacramento Kings en segundo lugar; y Luka Doncic fue traspasado a Dallas Mavericks tras ser seleccionado en el tercer puesto por Atlanta Hawks. A cambio de Luka, la franquicia de Georgia recibe al base Trae Young, escogido quinto por los Mavericks, y una elección en la primera ronda del próximo draft.


Nos llamó hace pocas fechas un director de scouting de uno de los equipos de la NBA que podía alistar en sus filas a esta joya europea con el balón en las manos, pidiendo ayuda en la reflexión sobre su más que probable inversión, y la conversación se alargó casi una hora. A este que les escribe, ya casi cincuentón (si en nuestro deporte hubiera categoría senior, como en golf, Pablo Laso me las iba a pagar todas juntas; lo veo lento moviéndose en la banda), todavía le piden opinión de vez en cuando, y si es sobre algo que uno ha estudiado, pues se presenta al examen con ciertas garantías.

Resulta que la materia Doncic es una de nuestras favoritas en la familia los 3 últimos años. Mi padre se la está estudiando como haría el Doctor Arsuaga, yendo al origen de la especie, “este chaval me recuerda a Ivo Daneu, Pablo, y Daneu era entonces el único europeo que podía estar delante de Oscar Robertson sin hacer el ridículo”. Mi hermano Gonzalo lo lleva a una reflexión de madurez y liderazgo, resaltando el carácter de los pioneros que abrieron la senda europea hacia el nuevo planeta; “¿tendrá Luka tanta hambre y personalidad para impactar allí como la que demostró por ejemplo Petrovic frente a todas las dificultades que le pusieron?”. Y mi hijo de once años sólo pregunta que si él podrá jugar algún día en la NBA; qué disgusto se va a llevar cuando estudien a Darwin en el colegio.

Mis últimas experiencias profesionales van por otro lado, y así lo planteé en la llamada de forma mucho más abierta. ¿Qué tal se alimenta Luka? ¿Cómo descansa? ¿Qué enfoque le vais a dar a su musculatura? En definitiva; ¿qué tipo de atleta de alto rendimiento queréis que sea? A mi contacto le parecía que el baloncesto de Luka era próximo en su concepción al de Larry Bird. Sin embargo, yo creo que su capacidad de entender el juego y hacer que los demás le sigan está más en la línea de Magic Johnson (ya nos perdonarán los adolescentes que se aventuren a leer estas líneas ¿Magic, qué?; aunque ellos harán lo mismo en pocos años). En cualquier caso, le dije, una técnica y un cerebro privilegiados sólo son (necesarios) rumores en un deporte como el baloncesto hasta que llegan al músculo.

Y ahí fue donde se situó la parte central de la conversación. “Estamos pensando que la posición de Luka en la NBA está más por dentro, al menos en defensa, porque con su velocidad actual no puede enfrentarse a los exteriores”. Aligeradlo de peso entonces, fue mi respuesta. Convertidlo en un tipo más móvil, capaz de generar más cantidad de movimiento. Tenéis años por delante para conectar sus tres sistemas clave; cerebro, sistema inmune y musculatura. “¿Y cómo se hace eso?” Si quieres vente a vernos con tu General Manager y te lo explicamos –le dije-, pero el ejemplo perfecto lo tenéis allí mismo. Manu Ginóbili ha entendido mejor que nadie desde hace 5 años el tipo de profesional que debe ser para maximizar su rendimiento. “Si esto lo hubiera descubierto antes”, se le escucha decir en las entrevistas. Al final, a Luka no lo han elegido los jefes de mi interlocutor, pero estamos convencidos de que un tipo como Mark Cuban ya estará preguntando qué hay que hacer con su nueva joya. La fórmula es sencilla, Mr.Cuban; cerebro de Magic + enfoque vital de Ginóbili + 15 años por delante = una sensata inversión empresarial. ¿Examen aprobado?

Copiado de La fórmula Doncic en la NBA: el baloncesto de Magic y la vida de Ginóbili.

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