Conclusión. Ya licuados severamente, utilizar una combinación del préstamo del FMI y nuevos bonos en pesos más largos que se intercambien por Lebacs más cortas, podría reducir y alejar al mismo tiempo esta montaña de pesos y alivianar sustancialmente la obligación del BCRA de mantener tasas altas para frenar esta embestida.
Mi sensación es que la principal prioridad del Gobierno en los próximos días será enviar señales contundentes para desactivar la principal tragedia que tiene: Lebac. Una vez normalizado este drama, la pelota quedaría a cargo del Ministerio de Hacienda para afrontar los múltiples problemas que este licuación devaluatoria generará a futuro.
Así como deseo que al BCRA le vaya muy bien, espero también que finalmente el Ministerio de Hacienda tenga suficiente autonomía y libertad para poder cumplir con las metas fiscales que el FMI exige y permita que podamos definirle al mercado internacional un sendero fiscal creíble y estable. Por el bien de todos, ojalá ocurra.
Copiado de El fin de la licuación devaluatoria: ¿se viene la estabilización del dólar?
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