La decisión conocida ayer ciertamente es otro guiño más en favor de un país que intenta normalizarse dentro de nuestro tan familiar estado de locura. No es que por esta decisión vaya a cambiar radicalmente el país. Tampoco es cierto que a partir de la misma vendrá inversión real.
Esencialmente, esta decisión implicará una sustancial mayor demanda por acciones argentinas que quizá contagie también al mercado de bonos propiciando una compresión de riesgo país que abandonamos desde octubre del 2017 y será necesaria dado que el país deberá seguir endeudándose por mucho tiempo. En este contexto, dado el severo castigo que absorbieron acciones y bonos argentinos, sumado a la estabilidad cambiaria a cargo de la nueva administración del BCRA, permite anticipar que el remate del lunes podría indicar un piso tanto en bonos como acciones argentinas.
No será fácil recuperar todo lo que se perdió en estos insólitos meses de histórica improvisación pero es un buen inicio comenzar a estabilizar y a sacar el caos de la psicología del mercado.
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