—¿Cuáles son los escritores que todavía le interesan mucho?
—Creo que Shaw, Chesterton, Emerson y, como libro, El Quijote. Entre los libros argentinos, hay uno capital; si lo hubiéramos elegido como libro nacional, hubiera sido otro y mejor nuestro destino: es Facundo, de Sarmiento. Y admiro al Martín Fierro como obra literaria, pero no lo admiro como personaje; como tal, me parece espantoso y sobre todo me parece muy triste que un país tome por ideal a un desertor, a un asesino, a un prófugo, a un borracho, a un soldado que pasa al enemigo. Eso debe haber sido muy raro en aquella época. Me parece que Hernández se anticipó, porque Martín Fierro es un malevo sentimental, que se apiada de su propia desdicha.
Copiado de Borges igual a sí mismo, entrevista de María Esther Vázquez.
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