domingo, enero 28, 2018

La Desigualdad no siempre es mala

El coeficiente Gini de China ha aumentado de 0,16 en 1980 a 0,55 en 2014 —una señal de una creciente desigualdad— pero esto ha ido de la mano de una gigantesca reducción de la pobreza en el país conforme este liberalizó sus mercados.

Asimismo, los niveles bajos de desigualdad pueden resultar de otras tendencias no deseadas. En un trabajo magistral, el libro The Great Leveller de Walter Scheidel, él muestra que grandes reducciones en desigualdad económica solo se han logrado a través de pandemias, una movilización masiva por un aguerra, una revolución violenta o el fracaso de un Estado. La Plaga Negra en Europa eliminó a un cuarto de la población, conduciendo a una escasez de trabajo en relación a la tierra, y en una reducción de la brecha entre los ingresos de los trabajadores y de los terratenientes.

La Unión Soviética, luego de la nacionalización de los bancos, de la redistribución forzada de la tierra, de los gulags, etc., tenía un coeficiente Gini de solo 0,26 para la década de 1980 —el sueño de un igualitarista. En Japón, el ingreso del top 1% cayó de 9,2% a 1,9% entre 1938 y 1945, mientras que la riqueza de los patrimonios más importantes cayó en un 90%. Debería ser obvio que el precio de una desigualdad menor en todos estos casos —ya sea la muerte, la destrucción o las severas restricciones a la libertad— fue intolerablemente alto.

El punto aquí no es decir que más desigualdad es “algo bueno”, sino que no se puede hacer la generalización de que menos desigualdad es mejor. La postura de Corbyn, que implica que “reducir la desigualdad” es deseable, aparentemente respalda políticas que según cualquier otro indicador podrían ser extremadamente perjudiciales. Deberíamos tener esto en mente cuando hablamos acerca del gobierno “reduciendo la desigualdad”. Alterar la distribución inevitablemente implica interferir con la acción humana. Podríamos reducir la desigualdad (al menos temporalmente) deportando o exterminando a las personas ricas. Pero, ¿beneficiaría esto a los que se quedaron? Es difícil entender cómo.

Copiado de Por qué no deberíamos obsesionarnos con la desigualdad económica, de Ryan Bourne.

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