Fueron 16 años de emergencia económica. Sin embargo, el Gobierno oficializó la semana pasada que la Argentina finalmente abandonó ese estado, una excepción a la regla que fue instalada por la crisis de 2001 y que brindaba al Ejecutivo un poder mayor.
La información fue publicada por el diario La Nación, que advierte que “la ley de emergencia pública y reforma del régimen cambiario que había sido sancionada el 6 de enero de 2002 no se renovó y con ella quedaron atrás facultades delegadas al Ejecutivo”.
Por esta ley, que fue extendida una y otra vez durante el gobierno kirchnerista, el Presidente disponía de facultades extraordinarias: entre ellas, establecer el sistema que fija el tipo de cambio entre el peso y las divisas extranjeras, pautar retenciones a la exportación de hidrocarburos, fijar tarifas y renegociar los contratos de servicios públicos y regular los precios de la canasta básica.
Si bien el contexto en que fue decretada ameritaba una decisión tal (la pobreza había aumentado del 35,4% al 49,7% de la población, la indigencia pasó del 12,2% en 2001 al 22,7% en 2002 y el desempleo había trepado al 40,2%) los números actuales no justificaban seguir con la medida.
El término de la ley fue celebrado por la Casa Rosada. "Es un paso más hacia la institucionalidad. Haber vivido en emergencia en tiempos de tasas chinas obedecía a una discrecionalidad política más que a una necesidad imperante. La emergencia social continuará vigente. Pero terminaron ya la energética y la económica”, advirtió un hombre de la mesa chica del presidente Mauricio Macri.
La Argentina ya no está en emergencia económica, en Punto de equilibrio.
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