- Como investigadora de la obra de Jorge Luis Borges ¿es posible agregar algo que no se haya dicho ya?
- Sí, siempre es posible agregar algo más por dos razones. Una, como poeta y pensador de estatura universal tiene una fuerza y una vigencia estupenda. Se lo puede comparar con Dante o Shakespeare, sin hesitaciones. Además, por ser ya un clásico, cada lector agrega a su lectura del Maestro, su intimidad, su experiencia, su sentir de ese momento. Podemos releer Borges mil veces y siempre encontraremos algo nuevo, una resonancia distinta, un giro inesperado. No en vano decimos: Borges es infinito.
- Borges fue antiperonista y se lo vio como un reaccionario por la intelectualidad de izquierda. ¿Crees que Borges puede ser clasificado políticamente?
- No. Borges era, por sobre todo, un espíritu libre. Ningún sistema filosófico o político lo pudo contar entre sus filas. Su obra está por encima de ello. Fue perseguido en algún momento por grupos de gente ignorante con poder político. Sin embargo pasó algo notable. Desde Paris, Michel Foucault –líder de intelectuales de izquierda– comienza el Prefacio de su libro estrella, Las palabras y las cosas, diciendo: “Este libro nació de un texto de Borges. De la risa que sacude, al leerlo, todo lo familiar al pensamiento…”. Aludía a un pequeño texto borgeano La enciclopedia china. Allí cambió la mirada llena de prejuicios. A veces somos así los argentinos: alguien desde fuera tuvo que decirnos que Borges era un genio.
domingo, enero 07, 2018
Borges, genio e infinito
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