Juan Bautista Alberdi decía: la miseria no delibera, se vende. Para que haya esclarecimiento es necesario terminar con la indigencia y con la ignorancia. En estos tiempos se ha generado la falsa imagen de que la Argentina está dominada por bandas de filibusteros, encapuchados y con palos. ¿Argentina se merece esto? Es un país que ha hecho, en estos meses, un gran esfuerzo para avanzar por caminos de un progreso genuino. La democracia se define en las urnas y no en la calle, como pretenden instalar estos grupos...
La Argentina está llena de irresponsables que creen que los problemas de la sociedad se resuelven golpeando, pegando, destruyendo; en lugar de buscar una solución entre todos, negociándola. No estoy en contra de la protesta. La protesta y la crítica son saludables. Son parte de la democracia. Pero la protesta no implica el derecho de dañar al resto de la sociedad. No conlleva el derecho a impedir que los niños vayan a clase. No implica sabotear al país. Hay dos cosas que deben ser aclaradas. Los paros empobrecen a un país. Un piquete es un delito.
Hay un aspecto infantil en los argentinos que esperan que todo lo resuelva el gobierno. Freudianamente hablando, es esperar que lo arregle papá. El problema es que los gobiernos son improductivos. El gobierno es una especie de director de orquesta; orienta, dirige, pero no produce.
Fragmento de Entrevista a Marcos Aguinis en La Gaceta.
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