Cuando ganó este gobierno, creí que se venía un cambio en serio hasta que me di cuenta que sólo eran una versión amarilla del radicalismo. Lamentablemente, a lo largo de estos dos años, sólo veo un montón de economía radical volcada sobre un país que de peronismo y radicalismo sabe todo. También observo que estamos intentando aplicar viejas recetas viciadas de los mismos errores conceptuales que siempre en nuestro pasado resultaron en crisis. ¿Por qué esta vez tendría que ser diferente? Pero a la vez, sería sencillo e ingenuo de mi parte culpar exclusivamente a este gobierno poco audaz o a nuestra brillante clase política, de todas las malarias que venimos tolerando como ciudadanos. La verdad de la milanesa probablemente radique en los 43 millones de almas que habitan este inconsistente terruño. En la medida que no nos pongamos de acuerdo en los aspectos básicos para diseñar un país a largo plazo y en los sacrificios que el mismo implica, ni Macri, ni Kirchner, ni De la Rúa, ni Menem, ni Alfonsín, ni Superman podrá enderezar este desquicio. Quizá el cambio esté en cada uno de nosotros, desafío y drama al mismo tiempo: despiértense de una vez, así como estamos la probabilidad de volcar en 2022 no es irrelevante. Aumentar el estado es el problema, nunca la solución.
Copiado de Y el perro se muerde la cola: la inflación de 15% será inalcanzable en 2018, de Germán Fermo.
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