Macri no es Nixon ni los Kirchner, aunque tampoco es feliz cuando lo investigan. Sabe (o debería recordar) que los mismos medios que lo hacen son los que lo hicieron con sus antecesores y en los que, cuando era opositor, podía expresarse.
Si cree que los medios cumplen un rol institucional, tiene la oportunidad de promover un debate sobre las condiciones de la transición que atraviesan. Para que sigan incomodando, a él y a sus sucesores.
Para mostrar, como May, que las democracias son mejores con libertad de expresión y periodistas que ausculten a sus gobernantes.
En el film de Spielberg, uno de los actores lee el fallo de la Corte que avaló el derecho del Post a publicar su investigación: “Los periodistas están al servicio de los gobernados, no de quien gobierna”.
Pero, más tarde o más temprano, el buen periodismo le va a servir a ambos.
Copiado de Un mensaje de Spielberg a Macri.
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