Un psicólogo especializado en economía y comportamiento acaba de publicar un libro donde explica como el humor y las formas de pensar son la clave para triunfar en los negocios.
Los mercados traducen las decisiones de millones de personas en un precio por una acción o un producto. Pero, al igual que una multitud asustada en un lugar público, los inversores tienden a veces a correr en la misma dirección. El trabajo de visionarios como los premios Nobel Richard Thaler y Daniel Kahneman demostraron que los humanos no operan como agentes racionales, como lo supone la economía clásica. De esta realización surgieron disciplinas tales como la economía del comportamiento, la neuroeconomía y similares.
Desde su libro debut sobre psicología comercial, "Inside the Investor's Brain", Richard Peterson demostró cómo la gestión de las emociones ayuda a los inversores a rendir más y mejor. Ahora, en "Trading on Sentiment", se apalanca en la psicología colectiva y demuestra que no solo existen patrones de precios, sino que los más predecibles están arraigados en nuestra naturaleza humana compartida.El equipo de Peterson desarrolló motores de análisis de texto para extraer datos, tópicos, creencias y emociones de las redes sociales. Con base en esa información, crearon un fondo de cobertura basado en las redes sociales, neutral al mercado, que superó al S&P 500 en más de un 24% durante la crisis financiera de 2008. Esta aplicación de algoritmos a los datos de redes sociales abrió un mundo sin precedentes de comprensión de los patrones elusivos en la confianza de los inversores, que impulsan los movimientos repetitivos del mercado.
Este libro profundiza y explica qué hay "debajo" de los aspectos técnicos y fundamentales para explicar el motor principal de los cambios en los precios de mercado: el flujo de información global y cómo reaccionan los inversionistas ante eso. El libro promete explicar cómo se puede desarrollar una ventaja competitiva, gestionar el riesgo y superar nuestra naturaleza humana siempre imperfecta.
Cerebro para los negocios
"La gran disminución de enero de los bonos y los activos especulativos (como las criptomonedas) probablemente desencadenó una actividad en las ínsulas anteriores [de los inversores], una parte del sistema de detección de amenazas del cerebro. Una vez que los inversores están emocionalmente preparados para estas pérdidas, su marco emocional cambia a uno de exploración para obtener más señales negativas. Nuestros cerebros comienzan a buscar noticias para obtener más información negativa. Cuando lo encontramos, sentimos amenaza y nuestros amígdalas se activan, comparando la amenaza actual con los recuerdos de experiencias pasadas amenazantes. Los operadores de corto plazo luego toman medidas para preservar sus ganancias altamente apalancadas", explica el investigador en una reciente entrevista con Scientific American.
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