La certeza acerca de nuestra “riqueza” y nuestro “pasado de esplendor” abona discursos cínicos que “nos condenan al éxito” y justifica soluciones mágicas. De las más recientes: “Con nosotros, viene la lluvia de inversiones. El mundo espera el cambio de gobierno para invertir en nuestro país” o “Con un Banco Central profesional resolvemos el problema de la inflación. Es muy fácil”.
Recursos naturales
El Banco Mundial acaba de publicar el informe The Changing Wealth of Nations 2018 en el que intenta medir la riqueza de 141 países en el transcurso de veinte años (entre 1994 y 2014) como una medida complementaria del PIB. Más allá de algunas cuestiones metodológicas mejorables, el informe es un intento valioso de medir la riqueza de una gran cantidad de países con una metodología similar.
El informe separa las estimaciones de riqueza en cuatro: recursos naturales (capital natural), capital físico y tierra urbana, capital humano y tenencia neta de activos externos. Las estimaciones se realizan a dólares corrientes 2014 (en un apartado del informe se menciona que a futuro se podrían presentar los datos a PPP, una medida del poder de compra que permite una mejor comparación entre países).
En el caso de los recursos naturales, su valor se estima proyectando a futuro los ingresos generados en la actualidad y se los suma a valor presente. Se dividen en recursos no renovables (energía y minerales) y renovables (tierras dedicadas agricultura, actividad forestal, etc.). El valor de las tierras dedicadas a la agricultura se realiza considerando los datos de producción y precios publicados por la FAO.
A continuación reproduzco los datos sobre la riqueza en recursos naturales per cápita de algunos países:
¡Oh Sorpresa! Según este informe del Banco Mundial, ¡no somos un país rico en recursos naturales! Al contrario, estamos apenas algo arriba del promedio del mundo (la riqueza en recursos naturales per cápita promedio del conjunto de 141 países es de u$s 15.841). Australia tiene diez veces más riqueza natural que nosotros y Chile, el triple ¿Entonces? Tener más o menos recursos naturales no define el éxito o fracaso de un país, Alemania y Japón son claros ejemplos de esto. En el otro extremo, Arabia Saudita y Venezuela también lo son. El desarrollo es un camino lleno de obstáculos, cuestas arriba y resultados inciertos. Depende, además de las decisiones a nivel de los estados nación, de condiciones históricas, factores geopolíticos, demográficos, del estado del progreso técnico, etc. Necesitamos respuestas de mayor calidad para responder a los desafíos y oportunidades cambiantes que ofrece la globalización. Respuestas diferentes a las observadas hasta ahora.
Copiado de Condenados al éxito, de Gonzalo Guilardes.
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