La causa del calentamiento global, según Francisco, es muy clara: el capitalismo. “Una vez que el capital se convierte en un ídolo y guía las decisiones de la gente”, dijo en Bolivia en julio, “incluso pone en riesgo nuestro hogar común”.
Nada podría estar más alejado de la verdad. La correlación entre la riqueza y la calidad ambiental es abrumadora e incuestionada. Dicho de manera sencilla, mientras más rica una sociedad es, más limpia es.
Esta verdad es auto-evidente en muchos niveles. Las ciudades ricas —considere a San Francisco— son brillantemente limpias, mientras que las más pobres, como Detroit, ni siquiera recogen su basura. Cuando se trata de países, el mejor ejemplo probablemente es la frontera entre la rica Alemania Occidental y el Este comunista, lleno de fábricas en decadencia y basureros desatendidos.
Si el capitalismo de libre mercado es tan malo, ¿qué propone Francisco a cambio? Justo antes de llegar a EE.UU., mientras se reunía con los hermanos Castro, él presenció la pobreza extrema de la Cuba comunista. Las horrendas economías planificadas de Europa Oriental y de la Unión Soviética fueron los desastres ecológicos del mundo. Pekín tiene el aire más sucio de la tierra, pero conforme China se ha desarrollado, hay una creciente presión para limpiarlo, justo como la hubo en Inglaterra y en EE.UU. luego de su industrialización.
Copiado de ¿Qué debería decir el Papa acerca del cambio climático?
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