MINERÍA EN LAS ESTRELLAS
En el Universo, no solo el espacio y el tiempo parecen infinitos. Existe otra variable que reta a la física: el dinero. El Cosmos maneja cifras colosales en industrias como la de la minería. La riqueza que atesora el cinturón de asteroides que vaga entre Marte y Júpiter está valorada en 700 cuatrillones de dólares. Si el mundo fuera un lugar justo a cada habitante de la Tierra le correspondería 100.000 millones de dólares. Ese es el valor del níquel, cobalto, platino, hierro y magnesio que esconden estos cuerpos celestes. Recuerdos primigenios de la formación del Sistema Solar y también de la inagotable capacidad del ser humano para transformarlo todo en monedas en un banco. “El primer billonario de la historia será aquel que explote los recursos naturales de los asteroides”, refrenda el astrofísico estadounidense Neil deGrasse Tyson. Hay decenas de miles girando alrededor del Sol y la aritmética propone posibilidades inmensas. Un asteroide con un diámetro de un kilómetro defiende una masa de 2.000 millones de toneladas. De este tamaño puede haber un millón en el Sistema Solar. Y un cuerpo con esas proporciones contiene —según John S. Lewis, autor de Mining the Sky (Minería en el cielo)— 30 millones de toneladas de níquel, 1,5 millones de cobalto y 7.500 toneladas de platino. Solo este último valdría más de 150.000 millones. Números de un negocio deslumbrante.El asteroide 16 Psyche consume sus días a 450 millones de kilómetros del Sol. Es una veta galáctica. Cobija metales tasados en 10 cuatrillones de dólares y la Nasa quiere explotarlo. Pero ese sueño aún parece lejano. Traer a la Tierra 57 gramos (el peso de una pelota de tenis) de un asteroide cuesta hoy 1.000 millones. Sin embargo no todo está perdido. La esperanza pervive en la ancestral combinación de dos moléculas de hidrógeno y una de oxígeno.
Pues por encima de los metales, en esas rocas celestes lo que brilla es el agua. Este elemento puede utilizarse para dar soporte vital a las tripulaciones pero también, gracias al hidrógeno, como carburante de las naves espaciales. Los asteroides se convertirían en gasolineras cósmicas. “Las misiones repostarían en el espacio y no tendrían que transportar combustible fuera de la gravedad terrestre [algo muy caro]”, concede un portavoz de Planetary Resources, una empresa estadounidense especializada en esta minería. En enero lanzará su segunda misión (Arkyd-6) en busca de asteroides con agua. Pero no viajará sola. El proyecto está respaldado por algunas de las nuevas voces del Cosmos: Larry Page, James Cameron, Richard Branson, Eric Schmidt. Todas hablan contra el tiempo y la competencia. En 2020 debería despegar su primer vuelo hacia un asteroide concreto y allí, en la noche oscura del espacio, coincidirá con Deep Space Industries, Moon Express o Kleos Space. Algunos de los pioneros de esta revolución. “La minería espacial de elementos raros y metales podría cambiar la economía de la Tierra pero todo dependerá de tener las infraestructuras adecuadas ahí fuera para que resulte más rentable que en nuestro planeta”, reflexiona Barbara Ghinelli, directora del Harwell Campus, el hub de la industria espacial del Reino Unido. Sin embargo esa es una nave que aún no ha partido.
Copiado de La empresa privada asalta el Cosmos, de El País.
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