Días atrás, el secretario gremial de la CGT, Pablo Moyano, saludó al papa Francisco en el marco de la tradicional audiencia pública de los miércoles en la Plaza San Pedro y, con esa mesura que lo caracteriza, remarcó que "con la excusa de encarcelar dirigentes gremiales, o todos los días atacarnos desde los medios de comunicación, quieren allanar el camino a la reforma laboral y debilitan a los gremios para atacar a los trabajadores con el verso del costo laboral. Nos van a tener que cortar la mano para firmar esta ley de reforma para cagar a los trabajadores". Finoli.
No te enojes Pablo, pero atrasás 72 años al igual que el movimiento que defendés. En los países avanzados los sindicalistas entendieron que la variable de ajuste no es una indemnización, sino el tener más trabajo. Es una regla de tres simple: cuanto menos costo laboral tiene el empresario, cuantos menos juicios se fume de parte de especuladores que viven de la miseria rascando el fondo del tarro, más posibilidades tienen de contratar gente. Se llama círculo virtuoso, Pablo. Además, esta reforma laboral le va a venir bárbaro a tu viejo en el maravilloso holding de empresas que armaron en estos años en nombre de los choferes que ustedes mandan para frenar la salida de diarios a la calle, entre tantas formas de extorsión.
Los Kennedy del conurbano, artículo de Rodrigo Figueroa Reyes.
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