¿No les parece que algo no cierra en este inefable principado? Hoy en un probablemente grotesco escenario, la Peronia M enfrentará a la Peronia K, la esencia molecular de este terruño toda en una sala única, como en el circo romano. La semana pasada ya nos adelantaron una muestra de lo que “nuestra elite” está dispuesta a hacer para marcar territorio. La disputa por la conquista del conurbano parecería no tener límites, y en el medio, quedan atrapados los ciudadanos decentes, aquéllos que irán a trabajar hoy como puedan, a pesar del paro, sin que ninguna autoridad pública esté dispuesta a protegerlos. Una selva criolla sin límites, ni respeto, sólo importa el ombligo de cada uno. Y no se confundan: no hay un solo legislador al que le importe los jubilados, sólo es sanata discursiva. En este lapidario contexto, queda claro que la clase política nos debe un urgente acto de grandeza, eliminen hoy mismo todo lo superfluo, incluido sus dietas excesivas, choferes, viáticos, asistentes; viajen en subte, eliminen pasajes de avión y hoteles cinco estrellas, esto no da para más, el sacrificio unilateral que le exigen a unos pocos tontos frente al despilfarro público de muchos otros es obsceno, no escucho a un sólo político hablar de ahorrar. Para un sistema previsional que está quebrado, ¿qué espacio moral le cabe a una jubilación de privilegio? Desde su cómoda opulencia, ¿qué hacen hablando de los jubilados, no se les cae la cara de vergüenza? ¿Se animan a vivir un año entero con los miserables ingresos de un jubilado o ustedes sienten el derecho a pertenecer a una casta superior, esa que vive de lo ajeno e incluso goza del derecho de confiscar a discreción, mediante la creación de nuevos impuestos, lo que es de otro? Macri deberá aflojar con su violín amarillo y comprender de una vez que se hace indispensable una estrategia de austeridad del estado en todos sus frentes, se nos va acortando el tiempo y hasta ahora, la reducción del gasto sólo se ve en los discursos. Si el plan es fumarse sólo a las ovejas y jubilados, me permito comentarle presidente que necesitará mucho más que eso, el esfuerzo deberá ser de todos, los giles ya no alcanzan, la presión tributaria es esclavizantemente voraz. Si no se apura, la macroeconomía se lo va a devorar despiadadamente. El gradualismo nos está cocinando a fuego a lento y parecería que ningún funcionario suyo lo advierte: a la fe y esperanza hay que ayudarla con decisiones jugadas, de lo contrario, termina siendo sólo un inservible slogan de campaña.
El diablo metió la cola: jubilados, devaluación de verano y ¿fin de la desinflación?, de Germán Fermo.
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