Desde el año 2014 a la actualidad, los chilenos han disminuido en un 21,6% su consumo de bebidas azucaradas. Así lo demuestra un estudio recientemente publicado por la Universidad de Chile en el que se señala como un aspecto clave la implementación de una ley que grava con impuestos especiales a este tipo de productos.
Según el profesor Cristóbal Cuadrado -responsable de la investigación realizada en 2.900 hogares-, una tercera parte de los azúcares libres que consumen los chilenos provienen de bebidas gaseosas, jugos y aguas azucaradas, lo que sitúa al país sudamericano entre los que ingieren más calorías provenientes de este tipo de productos. Según cifras oficiales, un 31,2% de la población padece obesidad y unas 470.000 personas (el 3,2% de la población) tiene obesidad mórbida.
Las estimaciones del grupo de expertos liderados por Cuadrado plantean que desde 2014 a la fecha cada chileno redujo su consumo de bebidas azucaradas en 700 mililitros al mes, lo que supone que cada persona bebe en total 3,5 litros mensuales en la actualidad. En el estudio no se registró alguna variación significativa en torno a las bebidas bajas en azúcar.
La historia del alza impositiva se remonta a 2014, cuando la entonces presidenta de la República, Michelle Bachelet, incluyó la modificación en la reforma tributaria que hizo para financiar el programa de gratuidad universitaria. En ese entonces se conoció como Impuesto Adicional a las Bebidas Azucaradas (IABA) a un gravamen especial que tendrían todas las bebidas no alcohólicas a las que se les hubiera agregado colorantes, saborizantes o edulcorantes. Con su aprobación se crearon dos categorías: las bebidas que tienen 6,25 o más gramos de azúcar añadida por cada 100, que deben pagar un 18% de impuesto, y las que tienen menos concentración de azúcar, que pagan un 10%. Antes de esta ley todas las bebidas azucaradas pagaban un 13%.
Copiado de El plan con el que Chile redujo un 22% el consumo de bebidas azucaradas en cuatro años.
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