sábado, febrero 22, 2014

Australia: el país que la Argentina decidió no ser

Exportadora de materias primas, la economía australiana comparte, a primera vista, muchas semejanzas con la argentina. En una crónica desde Sidney, el periodista y economista Tomás Bulat pone en evidencia las diferencias y describe cómo el modelo de integración al mundo convirtió al lejano país de Oceanía en una potencia global.
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Primero vamos a los datos duros, para aquellos que los quieran refrescar. Australia es enorme, tiene más de 7,7 millones de kilómetros cuadrados, pero la mayor parte es absolutamente inhabitable, siendo un desierto enorme. Tiene apenas 22 millones de habitantes y un PBI per cápita de casi u$s 65.000 por año. Exporta por u$s 264.000 millones e importa por otro tanto. Su PBI total es u$s 1,4 billones, es decir, tres veces el PBI de la Argentina.
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Los aussies tienen salarios muy altos y un mercado muy chico para mantener de manera competitiva una industria automotriz. "No somos buenos haciendo autos, somos buenos produciendo minerales, energía, agricultura y servicios de alta calidad, no autos", sostienen a coro los australianos. Y agregan: “No hay que mantener lo que no somos buenos haciendo, tenemos que dedicarnos a hacer lo que mejor sabemos.”
Este concepto que comparte la mayoría de la sociedad australiana es difícil de asimilar para un argentino o un latinoamericano. Es culturalmente imposible que pensemos que no somos buenos haciendo algo. Que es mejor que otros lo hagan y que nosotros nos concentremos en lo que somos mejores. En ese sentido, Australia representa un choque cultural, porque ellos hacen todo lo contrario a lo que nosotros pensamos que hay que hacer.
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Es un país que lleva la friolera de 22 años de crecimiento sostenido de su economía, con un promedio del 3% anual. No es un milagro, es el resultado de entender que el mundo es una oportunidad, pero que aprovecharla requiere esfuerzo y trabajo. Como bien dicen los australianos: “Nosotros no nos quedamos en describir los problemas, los enfrentamos y los solucionamos”.
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Venir a conocer Australia es impactante, pero deja un poco el sabor amargo de ver lo que la Argentina hace muchos años decidió no ser.

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