Habrá que leerla, ¿no?
Como otras novelas que llegaron también a muchos lectores y con las que guarda un cierto aire de familia (Stoner, de John Williams, Sueños de trenes, de Denis Johnson), Toda una vida no trae a la literatura un mundo nuevo ni renueva el género con audacias formales estridentes, pero revitaliza las formas conocidas, las reanima con destreza y sensibilidad narrativa, y nos recuerda que la literatura sigue siendo un arte mayor, empecinadamente diverso: hay quien escribe intentando abrir caminos en los bordes o incluso fuera de la literatura, y hay también quien todavía se obstina en la dirección contraria, afinando hasta el prodigio los mismos instrumentos. "Es posible todavía", concluía Roland Barthes en uno de sus últimos seminarios, "componer música en do mayor".
Copiado de “Toda una vida”, de Robert Seethaler: lea este libro, lector.
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