Qué visión tiene del país el economista que participó del famoso Informe Okita. Durante su visita al país, Hirohisa Kohama analizó la importancia de producir bienes tecnológicos y criticó la falta de competencia entre los privados.
Hace 31 años, el gobierno de Raúl Alfonsín le pidió un favor al gobierno japonés: que produzca un informe sobre la situación de la estructura productiva argentina y cómo se pueden aprovechar sus recursos para encarar un crecimiento sostenido de largo plazo. Fue entonces que el célebre Saburo Okita, quien fuera el ex-canciller del Japón y uno de los artífices de la planificación económica de ese país durante la posguerra, junto a un equipo de 50 profesionales, hizo un profundo diagnóstico sobre la macroeconomía, la agricultura, la industria, el transporte y el comercio exterior y ofreció una serie de recomendaciones para la reactivación de la economía local.
Al día de hoy se lo sigue conociendo como el “Informe Okita” y, entre los miembros de este grupo de trabajo, se encontraba Hirohisa Kohama, economista de la Universidad de Shizuoka, que a tres décadas de aquella instancia decidió volver al país para dar una conferencia en la Embajada de Japón sobre los beneficios económicos de un acuerdo comercial bilateral.
Para el experto, un país que quiere crecer sostenidamente necesita producir y exportar bienes de alto contenido tecnológico. Y, para ello, una de las claves es que el gobierno lo fomente en primera instancia y que luego haya una competencia “feroz” entre los privados por ganar terreno en la carrera por el progreso tecnológico. En este aspecto, Kohama admite que esta competencia debe fomentarse con mayor entusiasmo a nivel local. “Creo que en la Argentina no existe una competencia muy fuerte entre empresas del sector privado”, declara.
¿Qué cambios ve en la industria, el agro y los servicios desde aquel informe Okita en el cual participó de 1985 a 1987?
La administración actual ha mejorado a la estructura de este país y se puede observar que la economía es más dinámica en relación a las dos administraciones anteriores. Pero hay que esperar a ver cómo se terminan de afianzar algunos sectores de la economía. Estamos a la espera.
El crecimiento de la economía sufre constantes vaivenes y algunas teorías explican que esto está causado por la dependencia de las exportaciones de bienes agrícolas. ¿Qué opinión tiene en esta materia?
El país tiene un alto nivel de ingresos por lo cual no puede depender de bienes de baja capacidad tecnológica. Claro, tienen mucha competitividad en los sectores relacionados a los recursos naturales: soja y maíz, por ejemplo. Pero, ¿cómo puede la Argentina hacer un cambio estructural y exportar bienes manufacturados con mayor valor agregado? Esto es muy importante: que la economía diversifique sus productos exportables. La mentalidad de los argentinos debe cambiar: dejar de pensar en los recursos naturales solo porque son competitivos y buscar otros bienes manufacturados que puedan producir y comerciar. En este sentido, también lo es que la Argentina empiece a formar vínculos comerciales más fuertes con el continente asiático: China, India y Japón son algunas de las economías importantes.
Pero, ¿cómo un país como la Argentina, que tiene altos costos salariales y logísticos, puede competir en productos industriales contra China, Japón o inclusive el Sudeste Asiático?
El desarrollo económico en Japón se dio a través de un cambio en su estructura productiva. En el pasado, las exportaciones japonesas constaban de seda, cobre y otros productos primarios. Pero nosotros cambiamos nuestra estructura de exportaciones. En 1950, empezamos a exportar textiles. Pero es importante buscar la forma de mejorar el bienestar de la gente común. Cómo incrementar los salarios y el nivel de ingreso. Este es el punto. El rubro textil es intensivo en mano de obra, entonces es difícil de depender de exportaciones textiles en el largo plazo. Por lo tanto, nos mudamos de una estructura productiva de industria liviana a una pesada: empezamos a producir hierro y acero. Esto aumentó el nivel de ingresos de la clase media. Gracias a esto, además, pudimos comenzar a exportar maquinaria. Entonces, la cuestión es: ¿cómo un país puede ser lo suficientemente competitivo a la hora de exportar bienes con alto nivel tecnológico?
¿Cuál es el rol del progreso tecnológico en la evolución de la estructura productiva de una economía?
Es lo más importante: que un país pueda desarrollar su propia tecnología, aunque también la importe. Ambos son relevantes. Al principio, es necesario que el gobierno ayude y promocione al sector privado a innovar e invertir en tecnología. Pero esto puede suceder en un período limitado de no más de 10 años. Entonces, ¿cómo puede el sector privado subirse a la carrera del progreso tecnológico por sí mismo y dejar de depender de la intervención estatal? El gobierno japonés apoyó al sector privado para promover la competitividad internacional en planes quinquenales, pero no es racional que esto dure para siempre.
Pero, para ello, el sector privado necesita de la llegada de inversiones...
Claro, en todas sus formas: inversiones tangibles, en recursos humanos, en aprendizaje, en infraestructura. Aunque en este último punto creo que el nivel de infraestructura argentina no es buena.
¿Qué puede el Gobierno argentino aprender del japonés?
Siempre se piensa como mejorar el nivel de la riqueza. Entonces, aunque Japón tenga un mercado proteccionista, las empresas privadas compiten entre ellas ferozmente. Esta intensa competencia interna es importante. Y, en este punto, creo que en la Argentina no existe una competencia muy fuerte entre empresas del sector privado.
Usted se refiere a la presencia de monopolios que impiden la libre competencia...
En cierto sentido.
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