El otro problema es que si Arribas se chiva, no sólo le va a dejar todo el derpa a la miseria sino que, como es el jefe de los servicios, le va a poner micrófonos y cámaras hasta en el bidet. Como capítulo escandaloso, garpa. Pero yo no se si Netflix te va a permitir mostrar a un Presidente de la República enjuagándose las cantimploras.
En realidad, el tema de Arribas es por una denuncia de 8 gambas. Nada. El mínimo no imponible de Cambiemos es un palo verde.
Por eso a Gilligan, que le encontraron 1,2 millones en Andorra, lo echaron a la mierda.
Con Arribas podemos ser piadosos. Nunca nos olvidemos que antes de él, en ese mismo despacho y manejando la inteligencia del país, estaba Parrilli.
Yo siempre le digo amigo lector que esto no es Noruega pero esta vez arrimamos el bochín. Sorprender con un toque de Escandinavia fue una buena jugada. Vamos a ver el capítulo que viene. La televisión no es para cualquiera.
Copiado de Cambiemos. Temporada 3, cap. 1: "Escandinavia“, de Alejandro Borensztein.
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