Solo es cuestión de mirar la historia reciente. Siempre hay que rastrear las iniciativas más audaces de un presidente en sus primeros dos años de gestión. Cuando se siente más seguro y los reproches de la sociedad todavía no hacen mella en su poder.
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Mauricio Macri, (...) ha comenzado a utilizar la misma táctica en el comienzo de su tercer año de mandato. Subido a la plataforma de su triunfo electoral de octubre pasado y preocupado por el descenso de su imagen en estos primeros meses, el Presidente echó mano a un puñado de banderas que estaban en poder de sus opositores. La habilitación del debate por la despenalización del aborto en el Congreso fue un directo a la mandíbula del kirchnerismo y de la izquierda trotskista. De poco sirvieron las coloridas manifestaciones de los últimos tiempos y los pañuelos verdes en el cuello que lucieron ayer algunos legisladores en la Asamblea Legislativa. Si el aborto deja de ser condenado en la Argentina será porque un presidente al que sus adversarios acusan de conservador habrá puesto en marcha los mecanismos necesarios para convertirlo en ley.Y quienes más están sintiendo el golpe son los kirchneristas. Cristina bloqueó cualquier posibilidad de discusión durante sus ocho años de presidenta y los cuatro de su marido. Varios de sus aliados creen que esa es la verdadera razón por la que no estuvo ayer en el Congreso. “Cristina no se hubiera bancado que lo aplaudieran a Macri cuando hablara de la ley de aborto y las cámaras la enfocaran a ella que ni siquiera dejó que lo discutiéramos”, explicaba resignada una legisladora de la bancada K. A su ausencia institucional injustificable se sumó la de Máximo Kirchner, quien había ido a la reciente marcha de los Moyano con el pañuelo verde a favor del aborto legal, seguro y gratuito. El heredero también prefirió no estar presente en la fotografía más evidente de la claudicación en una cuestión tan sensible.
Copiado de Macri juega con el desconcierto peronista.
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