T. S. Eliot no aludía a la Argentina cuando señalaba que “el ser humano no puede soportar demasiada realidad”, pero al poeta británico de origen estadounidense no le hubiera sorprendido la voluntad de buena parte de sus habitantes de reemplazarla por algo menos exigente. Es que si bien nunca hubo la menor duda de que, mientras pudieron, Néstor Kirchner y Cristina se las arreglaban para embolsar cantidades fenomenales de dinero público, hasta hace muy poco casi todos se resistían a tomar en serio lo que a buen seguro sabían era verdad.
Copiado de El derrumbe de una mentira consensuada.
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