El cierre de la economía permite la concentración de las empresas productoras (proceso que ha sido notorio en las últimas décadas), complementado con la concentración en su comercialización. Lo que lo convierte en un mundo controlable y controlado para los políticos.
Esta organización productiva y comercial facilita las exacciones ilegales por parte de funcionarios venales. Aún, si no tuvieran esa intención, facilita implementar políticas activas para propaganda. Ejemplo: Es siempre más fácil negociar un soborno por el plan Precios Cuidados cuando la contraparte son dos o tres supermercados que si tuvieran que negociar con una cámara de almacenes minoristas integrada por 20.000 socios.
Este país no exportador es un Mundo Feliz para el funcionariado.
Copiado de Es un delirio vivir del mercado interno
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