La pobreza que subsiste, las quiebras periódicas de la hacienda pública, la inflación y las huidas de capitales no son consecuencia de un subdesarrollo fundamental y supuestamente en aumento, sino de la incompetencia y la corrupción de los dirigentes, del despilfarro de la ayuda internacional y la persistencia de un sector público ruinoso e ineficaz.
La obsesión antiamericana, de Jean-Francois Revel.
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