"El 25 de mayo, el viejo día de la patria, que los provincianos reemplazaron con el 9 de julio. Desde chico, una buena intuición porteña, mejor dicho argentina, me llevó a querer el 25 de mayo y a ver las fiestas julias como advenedizas, como las fiestas de los otros. «Por fin un presidente argentino —dijo alguien, cuando asumió Quintana—, después de tanto tucumano y cordobés». No negaré, sin embargo, que, excepto Mitre, nuestros mejores presidentes fueron provincianos: Sarmiento, Roca… ¿y no habrá sido Avellaneda mucho mejor que cualquiera de los del siglo XX?"
De Descanso de caminantes, de Adolfo Bioy Casares.
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