Nacidos a miles de Kilómetros de distancia y con 36 años de diferencia, Carlos Rodríguez Braun (Buenos Aires, Argentina, 1948) y Juan Ramón Rallo (Benicarló, Castellón, 1984) comparten una irreductible confianza en el ser humano y en la libertad. Firmes defensores la autonomía individual frente al poder del Estado defienden sus ideas en su doble condición compartida de economistas y periodistas. Han visitado Periodista Digital para presentar el último, por el momento, de los libros que han escrito juntos: El liberalismo no es pecado. La economía en cinco lecciones (Deusto). Muchas de las cuestiones que les ha planteado este periódico han sido planteadas por usuarios de Twitter.
Carlos Rodríguez Braun, catedrático en la Universidad Complutense de Madrid y colaborador de medios como La Razón, Onda Cero. Libertad Digital y Expansión, cuenta que:
El otro día me preguntaba un periodista argentino "¿cree usted que el liberalismo está en crisis?" Pensándolo bien, creo que está en crisis desde el siglo XVIII, desde que se planteó la arrogante idea de que la sociedad se puede organizar desde arriba, desde la ley o desde el poder. Y su recorrido desde entonces ha ido hacia abajo. Empezando por la Revolución Francesa, cuyo primer lema era 'Libertad', no nos olvidemos. 'Libertad, igualdad y fraternidad', y con esas ideas tan bellas empezaron a matar gente estos arrogantes que quieren organizar la libertad.
El siglo XX es un siglo verdaderamente trágico para el liberalismo. Primero porque se acaba con la paz, que es uno de los ingredientes básicos del liberalismo, con esas dos guerras terroríficas. Y después porque se instaura un corpus de creencias antiliberales que todavía están con nosotros. De hecho han reflorecido ahora con la crisis, así que hay mucho por hacer.
Juan Ramón Rallo, profesor de la Universidad Rey Juan Carlos, socio fundador del Instituto Juan de Mariana, columnista de Libertad Digital y La Gaceta, así como comentarista esRadio y Telemadrid, explica:
Tratamos de refutar muchos de estos dogmas que se nos han impuesto, como que no pagar impuestos es robar, cuanto entonces extenderíamos la categoría de criminal a prácticamente toda la sociedad. Porque, como decimos en el libro, los impuestos no deja de pagarlos ricos o pobres, sino quien puede no pagarlos, porque a nadie le gusta pagar impuestos. No le gusta pagarlos porque no ve que lo que está recibiendo a cambio le valga la pena por los impuesto que está pagando, en cuyo caso sería una transacción voluntaria, pero precisamente nos los imponen es porque en otro caso no los pagaríamos. Y lo mismo con el contrato social. La idea de que todos hemos suscrito un contrato. Incluso a alguien que acaba de nacer se subroga ese mismo contrato, cuando obviamente no tiene capacidad para firmar ese contrato pero automáticamente pasa a estar sometido a ese contrato social que nadie sabe muy bien cuando se firmó.
Periodista Digital transmitió a ambos autores la pregunta del usuario de Twitter @Glorfindel_III: "¿Es posible el equilibrio presupuestario en una España que todos los meses debe pagar nóminas a 4 millones de funcionarios?".
Rodríguez Braun responde:
La pregunta no es si es posible, sino si es deseable, y sobre todo qué forma va a adquirir. Porque claro, todo equilibro presupuestario es posible si uno sube los impuestos, que es, por cierto, lo que suelen hacer los políticos. Mientras buscan las diferencias entre ellos y presumen de ser muy distintos unos de otros, al final si hacemos la lista de los gobernantes que han subido los impuestos están todos: derecha, izquierda, centralistas, tecnócratas, no tecnócratas, lo que sea. La pregunta ahí sería 'qué case de equilibrio está usted buscando y detrás de qué clase de Estado está usted buscando'.
Para Rallo:
Quizás en España sobren un tercio de los empleados públicos. Más o menos la cuantía en que ha aumentado durante los años de burbuja. Si se ha sobredimensionado el Estado durante esos años, y una parte se ha sobredimensionado en los empleados del sector público, pues es lógico que haya que retrotraerse al momento anterior. Y eso más o menos supondría desprenderse de 800.000 u 900.000 empleados públicos.
Ante la pregunta de si el PP se ha alejado de una corriente liberal, planteada por @JoaquínBarga, Rodríguez Braun dice:
Yo no estoy seguro de que el PP haya estado alguna vez en una corriente liberal. Los partidos políticos es muy difícil encontrarlos con que dibujen un esquema ideológico muy claro. Lo que hay son verdaderos pasteleos. Es un mundo híbrido de propuestas, muchas de ellas contradictorias, que persiguen la acumulación de poder, para poder ganar las elecciones y ocupar el poder (...) En el balance entre libertad y coacción, me temo que gana la coacción.
Según Rallo:
Muchos, quizás por querer ilusionarse o esperanzarse, han querido situar al PP más cerca del liberalismo de lo que en realidad está este PP o incluso han estado PPs anteriores. A muchos nos sorprendió que subiera impuestos no tanto porque los subiera, porque eso es algo que muchos nos temíamos, sino porque los subiera una semana después de que dijera que no los iba a subir (...). Hemos llegado a un grado de descaro y sinvergüencería que asusta.
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