Párrafo aparte para algunos de los empresarios que, así de valientes como fueron para agachar la cabeza frente a Moreno y su comparsa, lo son ahora para enfrentar un calabozo. Como el ex presidente de la Cámara de la Construcción, Carlos Wagner, que en cuanto vio la letrina en la que iba a tener que mear la primera noche, llamó al fiscal y cantó La Valquiria, Tristán e Isolda, Tannhäuser und der Sängerkrieg auf Wartburg y otras famosas óperas de su abuelo Richard. Reivindiquemos a Lázaro Báez que será un empresario de morondanga pero lleva dos años durmiendo adentro de un capítulo de El Marginal y se la banca como un duque.
Copiado de Presos por inútiles.
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