A esta altura cabe recordar que las opiniones democráticas, por mucho que molesten, están para ser debatidas, compartidas o refutadas, pero fundamentalmente respetadas.
En tren de ablandar aún más nuestros corazones, es conmovedor el caso de Cristina que siempre se negó siquiera a debatir una ley sobre el aborto y sin embargo ahora decidió cambiar y votó a favor. Enhorabuena. Alabada sea la Señora que cambió.
No es la primera vez que cambia. Cambió con Menem y las privatizaciones, cambió con Menem y los indultos, cambió con YPF, cambió con Obama, cambió con Francisco, cambió con Irán, cambió con los derechos humanos y Milani, cambió con Moyano y hasta cambió con Scioli al que torturó durante 12 años y lo terminó votando desesperadamente. Bienvenida al Cambio, mamu.
Copiado de Presos por inútiles.
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