Sinteticemos: ya sabíamos que se afanaron una bocha. Sin embargo, lo realmente grave es que los mismos que nos chorearon son los que nos administraron. Eso lo explica todo.
Puesto a elegir, si nos tenía que administrar un delincuente, me quedaba con Al Capone. El tipo te partía el marulo con un bate de béisbol pero por lo menos era eficiente. Punto. Fin del tema. Sigamos.
Copiado de No tenemos Flan B.
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