Con unos cuantos reajustes, la Argentina podría reencontrar el camino hacia la grandeza que sus fundadores se imaginaron. Brasil y Chile ya han demostrado lo que se puede realizar con veinte años de gobiernos inteligentes y consistentes en los que gobernar por el bien de todos sea la meta principal, más allá de los estériles debates ideológicos que sabotean la Argentina. Por todos los rincones de la Argentina se pueden encontrar talento y buena voluntad. Por eso, no me falta la fe de que un gran futuro podría estar al alcance de la Argentina, país que tanto me ha fascinado durante la mayor parte de mi vida.
Nicolás Shumway
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