Mi visión es que, sin cambios de modelo, estamos condenados a ser Venezuela, sea al contado con Cristina o tras algunas cómodas presidencias con Macri o Lavagna. En mi generación, la de los hoy abuelos, habría mucha satisfacción si gana cualquiera menos Cristina. Su visión es de aceptación de una Argentina mediocre pero vivible en lo que resta de sus vidas, antes que arriesgar vivir tiempos turbulentos. De esa vieja generación, que ha sobrevivido 75 años de decadencia, pero está muy atada a lo malo conocido antes que lo supuestamente bueno por conocer, no se puede esperar un apoyo “revolucionario”. Son muy pocos los que se sienten culpables de haber sido cómplices de lo que nos pasó y dispuestos a hacer algo al respecto, aunque sea con su voto.
El futuro político está en las manos de los jóvenes y adultos de clase media baja para arriba. Y más vale que tomen conciencia que están heredando una hipoteca pesadísima y van a tener que vivir, si no hay cambios profundos, con migajas después de pagar los impuestos para sostener a ñoquis, a jubilados sin aportes, a inválidos truchos, a una marginalidad descerebrada por el paco, a aparatos de seguridad sobredimensionados para contener la violencia, a políticos y sindicalistas corruptos, a empresarios prebendarios, entre otros “curreros”. Y si no votan por un cambio oportuno y decisivo, con el tiempo tendrán que emigrar con una mano adelante y otra detrás para poder rehacer sus vidas en otro país.
Copiado de Argentina en la cuenta regresiva.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario