Diría que la clase política está en manos de la desmesura. En un baile de corte de Luis XVI, más preocupados por la peluca que van a usar que por una economía que se desploma. No es un fenómeno reciente. Hace siete años y medio que el país no crece. En siete años y medio no se prendió ni una sola alarma, no funcionó ningún radar. Los únicos que se dieron cuenta fueron los votantes y la casta política no leyó o no quiso leer el mensaje.
Teníamos un único submarino, el ARA San Juan, gracias a la desidia y desamor al país de los gobernantes.
El único submarino que poseíamos desaparece. A días del evento, menos de una semana, la Cámara de Diputados de la Nación se embarca en una fiesta con fotos grupales que muestran diputados sonrientes, bailes, cánticos en un ambiente de júbilo generalizado: habían cambiado el reglamento para elegir diputados, algo que sólo le concierne a ellos, a menos de trescientas personas. Impúdicos. Ni siquiera registraron (hoy todavía no lo hicieron) que todos ellos son responsables de que el ARA San Juan con toda su tripulación esté en el fondo del mar.
Tampoco registran que ellos son los responsables de que cientos de barcos roben miles de millones de dólares en pescado y que priven a nuestros compatriotas de miles de trabajos bien pagos.
Nada, absolutamente nada, les concierne. Eso sí, se ocupan de suprimir las carreras de galgos.
Copiado de Está absolutamente desconectada la casta política de la ciudadanía.
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