En el mejor de los casos veo a Lavagna o Macri intentando un programa de inflación cero, con la (falsa) creencia que la inflación es el mayor impuesto a los pobres y la (falsa) expectativa que su eliminación será una garantía que el salario real aumentará y la pobreza caerá a pique. Pero de las reformas estructurales que son imprescindibles para parar la cuenta regresiva, esperaría de ellos MUY POCO o NADA.
Con esta cuenta regresiva en marcha, el tiempo tampoco le sobraría a alguien como Espert, que es el único que propone las reformas necesarias. Después de 75 años de daños físicos y culturales acumulativos, la pobreza no bajará sino con mucho tiempo y políticas correctas. Pensemos por ejemplo los años que tomaría recuperar la calidad educativa en las escuelas publicas que atienden a los segmentos empobrecidos. Aun suponiendo que elimináramos de un plumazo la injerencia del populismo y de la izquierda en la docencia y cambiáramos su estatuto, ¿cuánto tiempo llevaría formar a nuevos docentes con un nivel que permita la calidad educativa? Antes que eso, ¿cuánto tiempo llevaría elevar la calidad de los institutos de formación del docente? Ahora, una vez recuperada la calidad educativa, ¿qué porcentaje de los niños pobres podrá usufructuarla? ¿Cuántos no podrán hacerlo porque ya tienen limitaciones cognitivas irremediables? ¿Cuántos ya habrán abandonado la escuela y serán presa del crimen y del paco? Ya seria un gran éxito si en 20 años la pobreza no exceda la que tenemos hoy pero esté en una tendencia declinante.
Copiado de Argentina en la cuenta regresiva.
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