No son los fueros como erróneamente se cree los que mantienen a Cristina Kirchner del mejor lado de las rejas. Julio De Vido los tenía, pero ocupa desde hace un año largo una celda en Ezeiza.
La ex presidenta está libre porque puede volver, al menos en teoría, a la Casa Rosada. Tiene un poder en expectativa alimentado por la fidelidad de un 25% del padrón bonaerense, el ajuste que impone el FMI y la incertidumbre sembrada diariamente por encuestadoras, medios y la mayoría de la clase política que no encuentra lugar ni en el macrismo, ni en el kirchnerismo y ve la oportunidad de cambiar su suerte.
El crudo realismo fiscal al que ha debido someterse el presidente y la animadversión del "establishment" crearon condiciones ideales para la oposición, pero persiste un problema: no aparece aún un candidato para aprovecharlas. Lo último que se le ocurrió al "círculo rojo" es la dupla Lavagna-Tinelli. Así están las cosas a apenas tres meses de la definición de las candidaturas.
Además, como quedó a la vista en las elecciones neuquinas, ni el ajuste, ni la devaluación, ni las tarifas, ni la caída del poder adquisitivo de salarios y jubilaciones pueden hacer suficientemente atractiva a la ex presidenta que es la que mejor mide del frente antimacri. A lo que hay que añadir que, ante la falsa expectativa creada por la prensa de que un candidato K podía ganar en Neuquén, parte del voto del candidato oficialista (Quiroga) derivó hacia el gobernador provincial que le sacó una amplia ventaja al kirchnerismo.El candidato real de Macri era el gobernador Omar Gutiérrez con el que ha tejido una pragmática relación de poder a causa de Vaca Muerta. Quiroga, un ex radical K de nivel municipal, nunca recibió ni un guiño de la Casa Rosada. Que el estratégico yacimiento de "shale" cayese en manos de un kirchnerista hubiera significado la verdadera derrota del gobierno, pero no ocurrió.
Copiado de El poder en expectativa de CFK chocó con la realidad en Neuquén.
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