Las protestas callejeras, las consignas utópicas acuñadas por los rebeldes estudiantiles del ’68 parisino y la afirmación de que sí hay alternativas radicales permiten a muchos desahogarse y, desde luego, ayudan a políticos ambiciosos que son duchos en el arte de aprovechar el rencor colectivo, pero hasta ahora todos los gobiernos formados por populistas han fracasado, dejando a quienes habían confiado en sus promesas en una situación aún peor que la que antes habían encontrado insoportable.
De James Neilson en Perfil.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario