miércoles, diciembre 31, 2014

¿Será Justicia..?

Alejandra Gils Carbó pasará a la historia como la persona que más daño le ha hecho a la Justicia desde dentro de la propia Justicia. Convertida en una especie de pasionaria de la causa kirchnerista en los tribunales, se olvidó de su pasado y de su destino para servir a los intereses políticos o personales del Gobierno. Persigue o encubre con el mismo fervor.
Lo hace siempre en nombre de la necesidad política de los que mandan. Ella hizo una larga carrera en la Justicia (era fiscal de Cámara antes de ser nombrada procuradora general de la Nación; es decir, jefa de todos los fiscales), pero es probable que su futuro sea tan corto como el del gobierno que se va.
Ayer lo removió al fiscal Guillermo Marijuan de un cargo clave, que venía ocupando de manera interina. Poco antes, Marijuan había denunciado que su jefa está nombrando a personas sin calificación ni idoneidad en cargos de fiscales. Como es su costumbre, Gils Carbó dobló la apuesta en el acto: lo echó de esa fiscalía y se dedicó a nombrar a varios fiscales, cerca de 20, que le permitirían al oficialismo tener bajo control las investigaciones por hechos de corrupción. Es el avance más espectacular del kirchnerismo sobre la Justicia. Muchos de esos nombramientos están previstos por el nuevo Código Procesal Penal. Las designaciones son curiosas, por lo menos, porque nadie sabe con precisión cuándo podrá ponerse en total vigencia el nuevo Código Procesal.
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Aunque entre ellos no se hablan, las segundas líneas de Mauricio Macri y Sergio Massa ya han conversado sobre qué harán con los estragos de Gils Carbó en caso de que uno de ellos sucediera a la actual presidenta. La eventual destitución de la jefa de los fiscales necesitaría de los dos tercios del Congreso, pero el solo proceso de un juicio político (que es público) suele ser un peligro que instiga la renuncia. Por lo demás, esos dirigentes políticos evaluaron la posibilidad de declarar en comisión a todo el personal del Estado nombrado en los últimos dos años. Cristina y Gils Carbó hacen gestos desesperados para asegurarle impunidad judicial a una especie política en extinción. Inútiles y torpes, como todos los gestos desesperados.
Del artículo Un gesto desesperado, de Morales Sola.

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