Si un libro es una caja mágica que contiene una historia, ¿cómo hacer para contagiar a un chico de hoy, acechado por las tecnologías, con “la felicidad de la lectura”, como decía Borges?Creo que cada día es más difícil, sobre todo porque la atención de los chicos es cada vez menor y una de las razones es internet. El chico se acostumbra en ciertas redes sociales a no leer más de 140 caracteres y no sé cómo se revierte eso. Tampoco saben las tablas y yo creo que el uso de la memoria es esencial, no para la formación cultural de un hombre, sino para su formación total como ser humano. Si no recordáramos lo que hicimos ayer o el año pasado habríamos perdido la cadena que constituye nuestro ser. Y hoy la memoria está totalmente desvalorizada. Además, cada vez se utiliza menos, porque cuando uno busca algo, va a internet. Schopenhauer recomendaba tratar de recordar un dato antes que ir a buscarlo. Yendo a la pregunta, y tomándola un poco en broma, tengo una metodología para que los chicos lean, que es prohibirles la lectura, ponerles los libros que querés que lean en estantes inalcanzables y decirles: ‘De acá para allá no leas nada’. Entonces, obligarlos a querer saber qué hay ahí tan prohibido. Más que facilitarle la lectura, dificultársela, ja, ja... probablemente la curiosidad los lleve a leer, aunque tengan que subirse a una escalera.
Copiado de la entrevista a Abelardo Castillo en Viva:
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