En otros sitios, o en este sitio pero en otros tiempos, que uno de los más altos cargos del Estado fuera acusado de apropiarse de la fábrica de papel moneda sólo podría haber causado azoro; que se sugiriera de un ex presidente que trasladaba bolsos con billetes debería haber resultado absurdo; que fortunas inmensas transferidas a los concesionarios de los ferrocarriles se hayan desvanecido en el aire debería haber sido incoherente. Sin embargo, aquí y ahora nada de todo eso resulta sorprendente: podría no ser verdadero, pero es verosímil: se non è vero, è ben trovato, se dice en Italia.
Una vez más, las conductas concretas de los dirigentes de la sociedad argentina han corrido las fronteras de lo verosímil y han instalado, en el territorio de lo que es posible hacer, prácticas que deberían ser completamente ajenas a lo imaginable. "Una vez más" significa que muchas veces ha ocurrido; sin embargo, el kirchnerismo ha sido, para esto, extraordinariamente pródigo, y ha contribuido de manera sustancial al deterioro de una sociedad que no termina de encontrar el modo de construir un futuro común.
Nos acostumbramos a lo inadmisible, por Alejandro Katz.
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