Que la tomada de pelo ahora lleve el apelativo de “oficial” exhibe el reconocimiento gubernamental hacia los hijos de la pavota. Antes, cuando eran sólo una ONG en formación, no se les dedicaban pronunciamientos formales, sino que sólo merecían comentarios “para la gilada”. Ahora es distinto. Ahora, por cadena nacional, la Presidenta del Gobierno con funcionarios cada vez más millonarios se preocupa por la tasa establecida en Capital Federal a las películas que se compran por internet. Mientras, Jefatura de Gabinete anuncia que no habrá ningún cambio en el Impuesto a las Ganancias. Porque Netflix es del pueblo; mientras que el impuesto al trabajo es el tributo a pagar por los hijos de la pavota. ¿Cómo, entonces, pretenden que Amado Boudou no haya inscripto un Honda en un domicilio que no existe y un Audi A4 en la casa de una familia que no lo conoce, mientras hacía constar en un viejo DNI que residía en un médano? Las multas de tránsito y las notificaciones judiciales sólo les llegan a los que compran regalos para la pavota cuando llega el Día de la Madre.
Copiado de Los hijos de la pavota, de Alvaro Aurane.
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