Héctor Leis nos pidió perdón. Por haberse levantado en armas desde la organización Montoneros entre 1973 y 1976 durante un período constitucional. Por haber sido parte de la espiral de violencia política que condujo a los innumerables crímenes cometidos en la guerra sucia de la Argentina. Por haber sido parte de un conflicto que dura cuarenta años.Su pedido de perdón vino a través de dos libros, una docena de columnas de opinión publicadas en LA NACION, entrevistas periodísticas y su participación en el documental El Diálogo, que lo reunió con Graciela Fernández Meijide en su casa en Florianopolis, Brasil, donde acaba de fallecer, víctima de esclerosis lateral amiotrófica.Sin embargo, Leis hizo mucho más que pedirnos perdón. Se propuso escuchar y entender a sus antiguos enemigos y a sus antiguos compañeros de lucha. Como nos dijo en Brasil: se propuso "pensar todo de nuevo". Lo hizo como lo hacen los grandes intelectuales: en contra de las modas y de la corrección política, en contra del clima de la época y a favor de la verdad, de toda la verdad.Leis quería un monumento único que recordara a todos nuestros muertos de los '70. A los civiles y a los militares. A los que estaban en un bando, en el otro o en ninguno de los dos. Quería que estuviéramos siempre alertas, que recordáramos que el demonio de la violencia política no había sido eliminado del presente y que aun hay vestigios, restos de aquel naufragio, que esperan por ser reconstruidos en nombre de cualquier causa que parezca redentora.Durante las últimas semanas, mientras su salud se deterioraba de manera ya irreversible, Leis corrigió meticulosamente las transcripciones de sus más de veinticuatro horas de conversaciones con Fernández Meijide con la finalidad de publicarlas en un nuevo trabajo. "Estoy emocionado", me escribió. "Creo que estamos produciendo un libro especialmente valioso para los jóvenes".Héctor Leis nos pidió perdón. Fue uno de los primeros en hacerlo. Aun falta mucho. Nos faltan perdones, arrepentimientos, verdades y justicia para todos. ¿Podremos llegar a perdonarnos, los argentinos, por el daño que nos hemos hecho unos a otros? Ojalá que podamos encontrar el modo de hacerlo. Los textos y la vida de Héctor Leis son un ejemplo de que es posible. Y necesario.
Héctor Leis, el hombre que nos pidió perdón, Artículo de Pablo Avelluto.
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