domingo, agosto 10, 2014

Volver al pasado o persistir en el error

Cualquier experimento aislacionista que partiese de la premisa (N. de la R: "vivir con lo nuestro" o ser un "país viable") sostenida por la Presidenta conduciría a una catástrofe nacional. Una verdadera regresión al Neolítico, como vivían los querandíes cuando llegó a nuestras costas Pedro de Mendoza.
Si se interrumpiese el comercio internacional por un veleidoso "vivir con lo nuestro", la Argentina se convertiría en un país inviable, pues no habría medicamentos, ni combustibles ni elementos esenciales para la marcha de las fábricas. La energía, en sus diversas formas, no puede generarse sin grandes inversiones en usinas, represas, transporte y distribución. Ello requiere acceder al mercado de capitales. Como lo prueba Vaca Muerta, los recursos naturales, mientras sigan naturales, serán solamente recursos. Sin inversiones, la única "energía" del discurso presidencial sería animal, para tirar la carreta, mover la piedra del molino y hacer girar el malacate. Poco a poco, se apagarían las luces, los edificios quedarían sin agua y la población haría cacerolazos a la luz de fogatas. Las estaciones de servicio cruzarían sus mangueras, los automóviles se detendrían en las calles y los aviones, en los hangares. Como una película proyectada a la inversa, desaparecerían las refinerías, las petroquímicas y las siderúrgicas. Córdoba quedaría sin industria automotriz y Santa Fe, sin terminales portuarias. La Argentina aislada, en blanco y negro, verificaría en carne propia el error garrafal de la tesis presidencial.
Copiado de Regreso al Neolítico.

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