Es curioso. Pero el universo de los funcionarios tiende a poblarse de metáforas e imágenes surrealistas en vez de concentrarse en respuestas concretas para los males verdaderos y simples de reconocer como la inflación, la recesión o la caída del empleo. Los discursos oficiales se llenan de buitres amenazantes, de cuevas financieras siniestras o de dólares que cobran vida propia. Y se van alejando de la realidad a medida que los problemas se multiplican. La búsqueda permanente de culpables se vuelve entonces mucho más compleja y, claro, mucho menos creíble.Hay un cuento de Cortázar que recrea un clima asfixiante y replica sensaciones parecidas a las que van encerrando al Gobierno. Casa Tomada , el thriller fascinante de una familia que va perdiendo el control de las habitaciones de su casa, ha sido interpretado (sin demasiado rigor) como una alegoría del peronismo invasivo e intolerante de la década del 50 que el escritor argentino resistía. Es hora de que Capitanich y tantos otros funcionarios se escapen de la literatura para emprender rápido el regreso a los desafíos de la Argentina real. Al final del camino esperan las soluciones pendientes y el destino frágil de los ciudadanos de carne y hueso.
viernes, agosto 29, 2014
Metáforas e imágenes surrealistas
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario