Pero La Doctora, al final, le toma el gusto a su propio fracaso. Sobre todo al percibir que la confrontación con Los Buitreros le depara notables progresos encuestológicos. Son los réditos inesperados de la derrota.Significa confirmar que, en el fondo, “el fracaso garpa”. Es un atributo.En el país inmerso en la patología, el patoterismo oral consigue elevar la imagen. Apuesta para la adolescencia colectiva.Por lo tanto Kicillof hoy tiene licencia para tergiversar. Macanear con énfasis. Desafiar sistemas jurídicos. Disfrutar de su ascenso irresistible.Profundiza la frescura universitaria entre la inmadurez festiva de los que no quieren hacerse cargo de nada. Los eternos culpabilizadores de otros. Sigilosos responsables de nuestra desgracia.La cuestión que El Gótico se proyecta. Hasta ser barajado, incluso, como posible candidato presidencial.Tienta evocar al filósofo Emile Cioran cuando le preguntaron por la insistente candidatura de François Mitterrand.“Es lo peor para Francia, un humanista”.
Copiado de El fracaso como virtud: tribulaciones del país inmerso en la patología, de Jorge Asís.
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