No hay una solución mágica: si mañana un nuevo gobierno lograra que lleguen inversiones gigantescas y gracias a Vaca Muerta nos convirtiéramos en una potencia petrolera, sin tener un mínimo respeto por el complejo proceso de generación de valor –que sólo la educación y el conocimiento pueden dar–, correríamos el riesgo de volver a empobrecernos. Ya mostramos que podemos “fumarnos” en una década lo cobrado por la privatización de nuestras principales empresas públicas, o en otra década el boom de la soja. Mañana podría ser el shale gas, o lo que fuera. El poder está en nuestras mentes, lo que simplificadamente se podría llamar: cultura del trabajo.
Copiado de Por qué volvemos a chocar en todas las décadas, Jorge Fontevecchia.
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