El Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y la Legislatura porteña acaban de aprobar un nuevo Código de Construcción que anula la obligación de instalar el bidet en los baños.
Para quienes no lo saben, el bidet es un artefacto sanitario que se utiliza en la Argentina y en muy pocos países más. No se usa ni en Europa, ni en EE.UU., ni en Asia.
Pocas cosas hablan tan bien de la argentinidad como el buen uso que nosotros le damos a este artefacto imprescindible desde tiempos inmemoriales. Podemos decir sin exagerar que después de la educación pública, gratuita y obligatoria, no hubo otra política de Estado con tanta continuidad como el uso del bidet.
Sin embargo, a partir de ahora, con el nuevo Código, podrán construirse viviendas sin ese pequeño pero cumplidor ayudante. Un espanto. Una verdadera catástrofe tanto para la dama como para el caballero. Ni la dictadura militar se animó a tanto.
Es verdad que ahora se venden inodoros que cumplen ambas funciones. Pero cuestan mas de 100.000 pesos cuando un bidet convencional lo conseguís por 4 lucas. O sea que mientras los ricos van a poder andar cómodos por la vida, los pobres van a padecer aún más de lo que ya padecen.
Décadas de peronismo han condenado a la mitad del pueblo argentino a vivir sin cloacas. Y ahora, en solo tres añitos de Cambiemos, también los dejamos sin bidet. Después no se quejen cuando ganan los Bolsonaros.
Copiado de ¿El fin de la República? De barrabravas a bidets, de Alejandro Borensztein.
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